por el Ing. Agr. Ariel ZABERT
“Palabras leídas en el acto conmemorativo por los 20 años del programa PRODA e inauguración de la Feria de la Agricultura Urbana en Neuquén el 13 de octubre de 2022”
20 años atrás, cuando -como sociedad- veníamos transitando una crisis económica, social, política y cultural como nunca antes; crisis que había empujado a millones de personas al desempleo, la marginalidad, la pobreza y el hambre; en ese duro momento para el país, y por supuesto, para nuestra provincia, junto al Intendente de San Patricio del Chañar Leandro Bertoya, tomamos la iniciativa de enfrentar aquella situación, proyectando a nivel provincial un modelo de intervención territorial que ya habíamos
probado exitosamente en el Puesto de Capacitación Agropecuaria N°2 de El Chañar, del cual era su director.
Me refiero a poner en marcha un dispositivo que revinculara a la gente con el mundo del trabajo y la entrañable tarea de trabajar la tierra y producir alimentos.
Y a sabiendas que abríamos una puerta que se alejaba de los modelos asistencialistas, con la anuencia del entonces gobierno de la provincia, se pudo concretar a escala provincial un programa de apoyo y promoción a los emprendimientos familiares y comunitarios de producción agroalimentaria.
Así fue que el 1 de octubre de 2002, nació el programa PRODA, y desde entonces ha ido sumando, día a día, a otros actores que vibran en la misma sintonía.
Hoy, 20 años después, con una trayectoria reconocida y aplaudida incluso fuera de la provincia, el programa debería estar consolidado en cada municipio neuquino, pero hay administraciones que persisten en la indiferencia o incluso hasta se resisten a trabajar con nosotros, preocupados por una forma de hacer política que ya no corre, dando prioridad a colores partidarios o razones meramente estratégicas.
Pero también hay municipios, hay que decirlo, que demandan de manera constante llevar las líneas de acción del PRODA a sus jurisdicciones, convencidos que son herramientas valiosas para su comunidad. Y hay que llegar hasta ellos, y a través de ellos a la gente.
Es por eso que estamos elaborando un plan de trabajo para los próximos meses, que optimice los recursos y se pueda dar la mayor respuesta posible a las comunas neuquinas, porque lo cierto es que hay una altísima demanda, que no para de crecer, y que muchas veces, aún con sobrada capacidad técnica, no estamos en condiciones institucionales de resolver.
El programa ha demostrado la competencia y validez de sus diferentes líneas de acción a la hora de hablar de política pública de Agricultura Urbana y Alimentación Saludable en Neuquén. Ninguna agenda de gobierno puede ignorar esta realidad.
También la gente lo sabe y continuamente nos lo hace saber. Porque precisamente fueron los vecinos y vecinas de las áreas urbanas que hicieron suya la propuesta, enriqueciendo y potenciando al programa a través de una innumerable cantidad de experiencias productivas que sería imposible nombrarlas a todas.
Y toda esa gente, que pasó en diferentes momentos por el PRODA, en las huertas, en las salas de agroalimentos, en la producción de plantines, en la comercialización de productos agroecológicos, en la venta de canastas con verduras frescas, en las ferias, fue dando consistencia a una historia institucional que durante dos décadas fue reconocida por las diferentes gestiones de gobierno, asegurando su continuidad y haciendo más grande y rico el planteo inicial.
Poco a poco fuimos dando cuerpo a una política institucional que pasó de atender la urgencia alimentaria; a desplegar diferentes propuestas que superaron el autoconsumo y el alivio de las economías domésticas, y tomaron como eje lo vincular, lo terapéutico, lo educativo y lo tecnológico, desplegando una mecánica orientada a provocar posibilidades económicas horizontales y promover proyectos asociativos que dieran rienda suelta a las habilidades y capacidades de los grupos emprendedores.
No se trata solo de producir alimentos, sino también de sembrar y cosechar bienestar; de generar herramientas para el campo de la Salud y Educación, con quienes venimos trabajando en forma articulada; de acompañar a la gente en la producción de sus propios alimentos; de alentar el espíritu emprendedor a través de sistemas más justos de comercialización; de contribuir al cuidado de un ambiente sano; de alcanzar la alegría de las cosechas y enriquecer nuestras dietas familiares con la producción autónoma de alimentos estacionales, saludables y con sabor verdadero.
Este es el camino, quizá el camino más lento, más silencioso, con mayores dificultades, pero es indiscutiblemente el camino que nos asegura que los procesos sociales y productivos tengan continuidad en el tiempo.
Y por otro lado, es el camino más digno para las familias, y el más duradero. Esto es Agricultura Urbana, esto es verdadera agroecología, esto es lo que hacemos y estamos orgullosos.